Dicen por ahí ( los hombres estoy segura) que las mujeres somos paranormales, dicho de otra manera “ somos un hecho que no se puede explicar científicamente porque no se ajusta a las leyes de la naturaleza”. Que mentira, si nosotras somos más fáciles de entender que los chistes de Condorito. Ahora, si reconozco que tenemos algunos poderes que podría ser considerados paranormales, por ejemplo, soportamos el dolor (no por gusto somos nosotras las que parimos, un hombre JAMÁS lo podría lograr, un mínimo dolor lo inutiliza) y como se nos da bien eso de soportar el dolor, como que nos queda gustando y en el camino de la vida nos da por autoinflingirnos. Ojo, no es masoquismo, todo tiene una explicación.
Hablemos de las FAJAS, quien no sea puesto una, no sabe lo que es sufrir en nombre de la belleza, piense en estrujar un cuerpo talla L, en un embudo talla L pero que a todas luces parece talla S, aquí la física pierde cualquier lógica, eso de que un cuerpo no puede ocupar el lugar de otro, debieron primero consultarlo con una mujer, oye las fajas son la mejor prueba de que si se puede. Y de que nosotras las mujeres, somos capaces de soportar cualquier cosa con un sonrisa en los labios y hasta disfrutarlo….
Lo digo con conocimiento de causa, me las he puesto, las he sufrido, y algunas veces las he sobrevivido; porque yo confieso que en varias ocasiones llegando al evento, me meto al primer baño que encuentre y me la quito y la guardo en la cartera o en el peor de los casos la boto. He sudado como una desgraciada tratando de subirme una, y después de puestas, siempre me hago las mismas preguntas existenciales, ¿cómo carajos se supone que se orina con esta vaina puesta? ¿Dónde me pongo el panty por dentro o por fuera? Para mi estos siguen siendo misterios sin resolver. De lo que si estoy convencida es que si la CIA y la KGB hubiesen utilizado las fajas como instrumento de torturas, los sospechosos hubiesen cantado más que “Hector Lavoe” toda la verdad y en menos de lo que canta un gallo.
Y si hablamos de dolor, esos no son los únicos métodos que tenemos, qué me dicen del tatuado de cejas, eso tiene un nivel 8 con grandes ascendencias hacia el 10 en la barra del dolor; ponerse extensiones en el cabello (depende del método), yo me puse unas con grapas que cada vez que veía la pinza de electricista que utilizaban para apretarme las grapas sufría mi psiquis y el cuero cabelludo, pero yo ahí, estoica, aceptándolo todo en nombre de la belleza.
Y bueno, también están nuestros amados tacones, caminar con un calzado que te aumente unos 10 o 15 centímetros de tu tamaño es una aventura digna de entrar en el género del deporte extremo, y si a eso le sumas que el zapato sea cerrado y en punta, tus dedos conocerán el dolor pero tus pies se verán maravillosos. Así que, bien vale la pena.
Ahora, hay otros métodos en el mundo de la belleza que te pueden sacar las lágrimas y uno que otro grito, están por ejemplo los hilos tensores, esos que son casi un milagro para recoger un rostro que empieza a derretirse (traducido al español es cuando el pellejo empieza a guindar o cae víctima de la gravedad) colocárselos duele, menos que parir, pero duele…sí, lo digo por experiencia propia.
Yo me he hecho de todo y hasta más. Confieso que, pertenezco a las mujeres que se autoinflingen dolor, mi esposo (típico macho alfa) me dice a cada rato:” no entiendo como una mujer paga dinero para que le causen dolor”, hombre al fin al cabo no entiende nada y no aguanta dolor; pero saben que es lo peor, que aunque reconozco que somos unas masoquistas paranormales, lo volvería a hacer todo, excepto ponerme extensiones de cabello con grapas, eso NO. (casi me dejan si me dejan calva)
En fin, a mis 40, lo acepto soy algo paranormal, pero si las mujeres somos paranormales, los hombres son unos marcianos, y eso no lo digo yo lo dice John Gray, desde hace tiempo. Carecen de evidencia científica y pertenecen a otro planeta, ya ven por eso nunca entienden nada. Ahí está la explicación. Dicho esto, me despido porque me toca mi dosis de dolor semanal, depilarme con cera….
Apago y nos vemos …
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